Nuestra
escuela organizaba un juego que consistía en que cada curso debía investigar
sobre algún descubrimiento científico en los últimos tiempos, y en una semana
se haría la presentación en frente de todo el alumnado.
Como siempre, en todo grupo, estaban los “populares”, ellos se encaban
de todo, no nos dejaban colaborar mucho, o no aceptaban nuestras ideas.
Cansados de ser siempre excluidos por tener otro pensamiento, fuera del de
ellos, decidimos ir a ayudar a otro curso que si nos escuchara.
Pasó esa semana y se realizó la presentación, nosotros por fin pudimos
demostrar lo que hacíamos, por primera vez alguien nos valoraba, estábamos
felices por eso.
Aunque, no les vamos a negar que detrás de toda esa felicidad estaba
ese pensamiento que nos decía que
realmente hubiéramos preferido que los “nuestros” pudieran hacer lo que
hicieron otros, que fue solamente escucharnos.
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